Luego de 15 días de estar recluido en la Clínica Central de Montería, donde se reponía de una afección respiratoria, hacia las 04:30 a.m. de este sábado 27 de noviembre de 2021, producto de un derrame cerebral, a la edad de 75 años, falleció Máximo José Jiménez Hernández, icónico cantautor y acordeonista monteriano de ancestros zenú, muy conocido en otros tiempos por haber sido el compositor de la banda sonora de las movilizaciones campesinas y agrarias que tuvieron lugar, durante los años setenta y ochenta del siglo pasado, en el Caribe colombiano y en otras regiones de la geografía nacional.
Máximo José Jiménez Hernández, conocido como “El Juglar del Río Sinú” o “El Indio Sinuano”, dedicó toda su existencia vital al acordeón, instrumento con el que llegó a ejecutar con virtuosismo y maestría un amplio repertorio de cumbias, vallenatos, porros y fandangos, a través de los cuales, apelando a una estética poética muy singular, denunciaba en voz alta y sin ambigüedades la lacerante desigualdad social del país, especialmente la del mundo rural.
“El Juglar del Río Sinú” hubiera podido triunfar y tener enorme éxito en la industria discográfica del país, a la altura de lo conseguido por Aníbal Velásquez Hurtado (1936-), Alfredo Gutiérrez Vital (1943-), Lisando Meza Márquez (1937-), Calixto Antonio Ochoa Campo (1934-2015), entre otros grandes acordeonistas, pero como discípulo del sociólogo Orlando Fals Borda (1925-2008) y su metodología de la Investigación-Acción-Participativa (IAP), nunca estuvo dispuesto a hacer concesiones a su proyecto de lo que bien podría denominarse como “música de acordeón protesta”, con una potente función social y pedagógica, como es la de fortalecer la dignidad y la toma de consciencia de los campesinos, afrodescendientes, indígenas y sectores populares urbanos, cantándole a su realidad y celebrando sus historias de lucha y resistencia.
Es muy probable que las nuevas generaciones no sepan quien fue el maestro Máximo José Jiménez Hernández, pero muy seguramente, al hacer parte ya del patrimonio musical del Caribe y del país, muy seguramente habrán escuchado algunas de las canciones de su autoría o que fueron interpretadas por él: El indio sinuano, Viva la revolución, El Boche, El burro leñero, Recolectores de algodón, Me dijo un terrateniente, Usted señor presidente, Las escrituras, La campana descompuesta, Confesiones del terrateniente, Pacho Camberra, La vuelta a Colombia, Idioma español, Mensaje a mis hermanos, El perro cojo, Soy de donde nace la cumbia… entre otras, son apenas algunas canciones que, trascendiendo su demonización y su exilio de dos décadas, no sólo han vencido al olvido sino que mantienen plenamente su vigencia hoy en día.
Hoy ciertamente se nos ha ido un gigante, un egregio cantautor que ocupa un lugar central en la constelación de exponentes de la canción social de América Latina, junto a figuras como el chileno Víctor Jara (1932-1973), el venezolano Alí Primera (1941-1985), el uruguayo Alfredo Zitarrosa (1936-1989), el nicaragüense Carlos Mejía Godoy (1943-), el mexicano Óscar Chávez (1935-2020) y el argentino Atahualpa Yupanqui (1908-1992), por mencionar apenas a algunos referentes, que permiten dar cuenta de lo que viene a significar la obra y legado de Máximo José Jiménez Hernández.
Desde la Gobernación del Magdalena y el gobierno de la Fuerza del Cambio, enviamos a toda la familia de El Juglar del Río Sinú nuestros más sinceros sentimientos de condolencia y pesar por su muerte de su esposo, su padre, su hermano, su tío, su primo, su abuelo… pésame que hacemos extensivo a sus amigos y amigas y a los seguidores de su obra, que acongojados ante su desaparición física, hoy se reconfortan escuchando su música, recordando pasajes de su vida y reflexionando sobre cómo mantener vivo el legado que dejó para la posteridad.
Desde la Gobernación del Magdalena, le tributamos al juglar que hoy trascendió, un cálido y merecido homenaje de admiración y respeto a su memoria y a su obra.
In Memoriam. Máximo José Jiménez Hernández (Montería, 1 de abril de 1946 – Montería, 27 de noviembre de 2021).
Santa Marta, 27 de noviembre de 2021.
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